Dentro de lo poco remarcable en el cine de ciencia ficción ha deparado en 2015, ha llegado la tercera película de Neill Blomkamp, Chappie. Otra de robots…
…que defienden la “ley”, en el sentido en que la pueda defender una corporación privada con ánimo de lucro, de mucho lucro. Un tema recurrente en la ciencia ficción, y que recuerda inmediatamente la estupenda RoboCop, de Paul Verhoeven (no ese bodriete recientemente perpetrado por el pseudocine). Casi treinta años después, vuelven los robots policía con conciencia… aunque muy diferentes. Chappie es la historia de un robot policía defenestrado que acaba siendo reprogramado, y se enfrente al mundo como un ser inocente en busca de aprendizaje. Y, como pasa en las películas de este tipo, se ve rodeado por compañías, poco, o nada recomendables.
Y Chappie no está sujeto a las tres leyes de la robótica: es una hoja en blanco en la que parecen predominar las buenas intenciones, la bondad, y la conciencia de lo bueno. Y, como no podía ser de otra manera, también dependiente de decisiones y acciones malas. Es una visión amable, aunque también amarga, de un proceso de aprendizaje. Puede ser tan insoportable como un repipi, y tan dulce como una gominola. Su programación no limita su aprendizaje. Y a su alrededor, un grupo de criminales de lo más frikkie se empeña en convertirlo en un arma para sus intereses. Si todos los robots estuviesen limitados a las tres leyes la cosa sería muy, muy aburrida (y si no, que se lo digan al RoboCop original).
Una vez dicho esto, cinematográficamente ¿qué? Pues aceptablemente buena. Se deja ver con simpatía. Al igual que en sus películas previas, Blomkamp dirige muy bien las escenas de acción, y la fotografía cuidada se agradece. Sin embargo, en ocasiones las escenas con el grupo de criminales recuerdan demasiado la estética videoclip. Los personajes muestran poco trabajo de guión, realmente. Resultan bastante planos y previsibles. Y el desarrollo de la acción es previsible. Estos problemas la alejan de que pueda ser considerada como una película de calidad. Pero cumple con su misión de entretener amablemente. Y sin rimbombancias.
